8 feb 2013

SAN VALENTÍN: EL REGALO SOY YO… OTRA VEZ


-          Me acabo de hacer unas fotos boudoir.

Sara es una incondicional de las sorpresas eróticas en fechas señaladas. Le hizo una a Carlos por Navidad bajo el lema “El regalo soy yo”, y quedaron encantados los dos. Tanto, que mi amiga ahora quiere experimentar y se ha apuntado a una nueva moda, las fotos sexy.

-          - Pero no sexy vulgar, no, sino sexy erótico. Un poquito así como vintage… Como si fueras una diva de los años 50, en plan sugerente…

Acomodadas en el sofá color geranio de su casa rollito bohemio, frente a un festín de aperitivos low calories,  nos metemos en la web de Javier Arroyo, el fotógrafo, y vemos imágenes monísimas en tonos sepia de una modelo con lencería retro.



-          Las mías son de este estilo, pero con un sujetador de encaje en tono borgoña, un pelín más provocativo.

La idea me encanta, pero me asalta una duda. Bueno, varias:

-          - ¿Y no te dio corte?
-          - Para nada, Javier es muy majo y te relajas enseguida.
-          - ¿Y… no te excitaste?
-          - Noooo, él es un profesional.

Y quiero que me las enseñe, pero se las reserva para su hombre; será él quien abra el regalo. Lo entiendo. Mordisqueo una crudité de zanahoria mojada en salsa de yogur, y me surge otra duda.

-         - ¿Y… bueno… los michelines?

A mi amiga le preocupa su tripita y, según dice, sus muslos no tienen las dimensiones apropiadas.

-         - Nada, sin problemas. Él te coloca así o asá y juega con la luz y luego retoca si hace falta… Además, dispara mucho y escogemos las mejores… ¡Carlos va a flipar!

Salta de su asiento. La veo francamente entusiasmada, y me prometo a mí misma regalarme una de esas sesiones. Mentalmente repaso el cajón de mi ropa interior… Hum, por fin podré sacar partido a aquel conjuntito de raso que me compré en el outlet de La Perla. Porque, a decir verdad, puesto no consigo que dure nada.

El pepino embadurnado en soja con sésamo me hace recordar un precioso kimono  rosa y blanco que me trajo mi madre de Japón. Y recordar a mi madre abre en mi cabeza el baúl de los camisones antiguos de raso, seda y encaje de su ajuar que me regaló. Y esa época me lleva a pensar en Marilyn, en sus fotos envuelta en sábanas o con un pañuelo de gasa… Todo me parece glamuroso y apetecible.



-         -  ¡Quiero esas fotos!
-         -  Ay, Cris, qué pesada, pero si ya te he dicho que quiero que Carlos las vea primero.

Y mi amiga no entiende que quiero MIS fotos. Lo decido: mañana quedo para una sesión de boudoir. Hay cosas que no pueden esperar.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario