29 nov 2012

¿SOLO POR AHÍ?


Mi amiga Susana tiene un problema; se cree que solo se pueden mantener relaciones de una manera: metiéndola. O lo que es lo mismo, que se la metan. Todo lo que no sea eso son torpes e inservibles “fuera de juego” que no conducen a nada.

Lo de menos es que, a causa de una menopausia prematura, tenga la vagina como el papel de fumar y que se desgarre cada vez que un hombre la penetre. Lo más gordo es que se cree que su vida erótica se ha acabado para siempre.

Cierro el chiringuito, Cris –me dice entre lágrimas.

Y yo abro la puerta de mi consulta sexológica virtual solo para ella: 

- Hay muchas maneras de hacer el amor que no son la penetración, Susa. 

Se cree que lo digo para consolarla. No le puede entrar en la cabeza. Y no me extraña: nuestra cultura es coitocéntrica. Si no hay metidita, no hay nada. Son muchos siglos diciéndonos que la finalidad del sexo es la reproducción. Y sin “pene”-tración no hay bebés.

Pues no. La finalidad del sexo es muchas cosas, las que quiera atribuirles cada uno. Lo usamos para sentir poder, para sentirnos amados, para ganar dinero o para ascender en el trabajo, para saber que gustamos, comunicar amor, conocernos a nosotros mismos, pasar el rato,  desestresarnos, olvidar un amor, experimentar, poder contarlo luego... 

Todas valen, ¿quién tiene derecho a decir lo contrario? ¿Quién puede mandar en algo tan íntimo y personal como es la sexualidad de cada uno?

El caso es que mi amiga se planteaba si, a partir de ahora, cada vez que ligaba y había visos de cama tenía que avisar: 
- Oye, que yo de penetración nada, es que tengo un problemilla y....

 ¿Pero a ti te avisan de que luego van a pasar de ti? ¿O te dicen, “mira, que yo no digo ni mu mientras lo hago”? ¿O “luego no te llevo a casa, que madrugo mañana”?

No hay nada que avisar, nada. Y sí mucho que descubrir. En mi opinión, centrarse tanto en la penetración es como ir al parque de atracciones y montarse solo en los caballitos, no sea que te marees en otras cosas.

 Mira, Susa, no te comas el tarro. Si lo que te preocupa es no poder dar placer a un hombre te diré que hay muchas maneras de proporcionárselo. Y cada uno tiene la suya.

No queda más remedio que olvidarse de ideas generalizadas y preguntar al otro “¿qué te gusta hacer?”, u observar sus reacciones ante lo que hacemos, o proponerle algo nuevo que nos gusta a nosotras. Damos por hecho demasiadas cosas en la cama. Nos da tanto miedo equivocarnos…

P.D.  Mi amiga, finalmente, decidió fortalecer sus paredes vaginales. En la seguridad social le enseñaron a usar un vibrador y a hacer gimnasia genital. Ahora jura que sería capaz de descorchar una botella de  champán sin usar las manos. Me lo creo.



No, por ahí abajo no, es que tengo un problemilla…
(Ilustración de Ernest Chiriaca).


¿Piensas que el sexo es solo lo que hacemos con los genitales? En la cama, ¿te tomas tiempo para descubrir qué te apetece o vas a tiro hecho? Comparte tus ideas. 

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