12 may 2012

TODAS SOIS IGUALES

Antes de casarse con su actual marido, mi amiga del colegio Alicia conoció a un tipo que tenía su biblioteca y su iPad llenos de libros sobre sexo.

Por supuesto, no se lo había leído todo. Tampoco había visto todos los vídeos sobre “cómo hacer el amor a una mujer” que encontraba aquí y allá. Pero el tío se sentía un erudito.

“Será un amante buenísimo”, le decíamos todas con envidia. Y ella miraba al infinito mientras bebía un trago de su vodkatonic, o apretaba el paso en la elíptica. Cuantos secretos escondía la dulce Ali.

Pero un día, ante nuestra insistencia, soltando la cucharilla de postre sobre el tiramisú colectivo nos contó la verdad: “¡Pues no, no es buenísimo!, ¡es un horror!”.

Nos quedamos pasmadas.

“Es un empollón del sexo. Se sabrá toda la teoría de carrerilla, pero en la práctica… cero pelotero”.

Parece ser que él estaba siempre con “a las mujeres os gusta mucho esto” “a las mujeres os gusta mucho lo otro”, pero no tenía ni idea de qué le gustaba a nuestra Ali, por la sencilla razón de que estaba tan ocupado en mostrar su académica sabiduría erótica que no se dio cuenta de que su novia se aburría en la cama.

“A las mujeres os gusta mucho que os frotemos el clítoris deprisa con los dedos”.
“A las mujeres os gustan mucho las embestidas fuertes durante la penetración”.
“A las mujeres os encanta que os comamos las orejas porque ahí hay muchas terminaciones nerviosas y vosotras sois muy sensibles”.

Y la complaciente Ali se esforzaba en disfrutar, mientras se preguntaba por qué era tan rara.

“Dale boleto, chica, este tío es un plasta”, le dijimos todas, cada una en su versión.

Y sí, por fin lo dejó. Afortunadamente, no supo más de él y conoció a Chema, su actual marido.

Probablemente, en estos momentos ese tipo con fe ciega en los mil y un libros sobre sexo que publica cualquier advenedizo siga empollando teoría sobre cómo hacer gozar a una mujer, pero no tenga ni idea de cómo disfrutar del placer de una mujer.

Alguien debería decirle que todas somos un absoluto misterio… también entre las sábanas.

Foto: Mario Testino para Agent Provocateur

2 comentarios:

  1. no hay teoría que valga cuando dos intiman. explorarse, descubrirse, nada más. yo creo.

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  2. Así es, Raúl, pero tenemos tanto empeño en hacerlo bien en la cama que nos creemos lo que leemos. Al final, siempre pensamos que el otro sabe más que uno mismo, cunado en realidad solo uno sabe quién es de verdad.

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